12/6/08

Oraciones de la Madre Teresa de Calcuta ( Refleccion)


La Madre Teresa, fundadora de las Misioneras de la Caridad, fue testimonio vivo de amor a Jesucristo por su entrega total a servirle en los "mas pobres entre los pobres". Su ejemplo ha sido un reto a la conciencia de la humanidad. En un tiempo marcado por la rebelión, la Madre Teresa defendió fuertemente la fidelidad al magisterio de la Iglesia, la santidad de la vida humana, la familia y la moral. Nos enseñó la verdadera dignidad de la mujer convirtiéndose en madre de todos. Nos enseñó que la mayor pobreza la encontró no en los arrabales de Calcuta sino en los países mas ricos cuando falta el amor, en las sociedades que permiten el aborto: "Para mi, las naciones que han legalizado el aborto son las mas pobres, le tienen miedo a un niño no nacido y el niño tiene que morir"-Madre Teresa
ORACION PARA APRENDER A AMAR
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
-Madre Teresa de Calcuta M.C.


Nunca te detengas
Siempre ten presente que:La piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años. Pero lo importante no cambia, tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña, detrás de cada línea de llegada, hay una de partida; detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés vivo, siéntete vivo; si extrañas lo bueno que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas, sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero nunca te detengas.
Madre Teresa de Calcuta.


Oración para sonreir
Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición. Que mis ojos sonrían diariamente por el cuidado y compañerismo de mi familia y de mi comunidad. Que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que compartimos. Que mi boca sonría diariamente con la alegría y regocijo de tus trabajos. Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me brindas. Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor.

24/3/08

Los hijos son hijos de la vida

Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos. Y el contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos. Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros. Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen. Les podeís dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podeís dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas, Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no ser puede visitar, ni tan siquiera en los sueños. Podeís anhelar ser como ellos, pero no lucheís para hacerlos como sois vosotros. Porque la vida no maarcha hacia atrás y no se mueve con el ayer. Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida. El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos. Haced que la forma en que dobleís el arco en vuestra manos sea para alegría. El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.

Cómo lograr una autoridad positiva

Tener autoridad, que no autoritarismo, es básico para la educación de nuestro hijo. Debemos marcar límites y objetivos claros que le permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad?
En una de las primeras charlas que dí a un grupo de padres de un parvulario, una madre levantó la mano y me preguntó:

- ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
- Dígale que baje, - le dije yo.
- Ya se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada.
- ¿Cuántos años tiene el niño?- le pregunté.
- Tres años - afirmó ella.

Situaciones semejantes a ésta se presentan frecuentemente cuando tengo ocasión de comunicar con un grupo de padres. Generalmente suele ser la madre quien pone la cuestión sobre la mesa aunque estén los dos. El padre simplemente asiente, bien con un silencio cómplice, bien afirmando con la cabeza, porque el problema es de los dos, evidentemente.

¿Qué ha pasado para que en tan pocos meses una pareja de personas adultas, triunfadoras en el campo profesional y social, hayan dilapidado el capital de autoridad que tenían cuando nació el niño?

Actuaciones paternas y maternas, a veces llenas de buena voluntad, minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres. El padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas disruptivas de su pequeño y que, después, siente que ha perdido a su hijo adolescente, no puede disfrutar de una buena calidad de vida, por muy bien que le vaya económica, laboral y socialmente, porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que padres y madres cometemos cuando interaccionamos con nuestros hijos?




Antes de que siga leyendo, quiero advertirle que, posiblemente, usted, como todos -yo también- en alguna ocasión ha cometido cada uno de los errores que se apuntan a continuación. No se preocupe por ello. No es un desastre. Es lo normal en cualquier persona que intenta educar TODOS LOS DIAS. Tiene su parte positiva. Quiere decir que intenta educar, lo cual ya es mucho. En educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez, sino lo que se hace continuamente. Lo importante es que, tras un periodo de reflexión, los padres consideren, en cada caso, las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos, y traten de ponerles remedio.


Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices.
Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable. Nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro.
En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.

El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.

Falta de coherencia. Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también.
Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".

Gritar. Perder los estribos. A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador, poco mordedor. Al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.
Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...

No cumplir las promesas ni las amenazas. El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es imposible.

No negociar. No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.

No escuchar. Dodson dice en su libro El arte de ser padres, que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.

Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya!. Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.

Sin embargo, una vez que sabemos lo que hemos de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.

Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:

Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.

Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.


Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.

Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.

Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.

Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.

Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.

Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores, que si son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.

Educar es estimar, decía Alexander Galí. El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los hijos y en los padres.

El sentido común es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.


Pablo Pascual Sorribas
Maestro, licenciado en Historia y logopeda.

Tomada de: www:solo hijos.com

Mi padre según pasan los años

Cuando yo tenía...
4 años: Mi papá puede hacer de todo.
5 años: Mi papá sabe un montón.














6 años: Mi papá es más inteligente que el tuyo.
8 años: Mi papá no sabe exactamente todo.











10 años: En la época en que mi papá creció,
las cosas seguramente eran distintas.
12 años: Oh, bueno, claro,mi padre no sabe nada de eso.
Es demasiado viejo para recordar su infancia.
14 años: No le hagas caso a mi viejo.
¡Es tan anticuado!
21 años: ¿Él? Por favor, está fuera de onda,
sin recuperación posible.
25 años : Papá sabe un poco de eso,
pero no puede ser de otra manera,
puesto que ya tiene sus años.
30 años: No voy a hacer nada hasta no hablar con papá.














40 años: Me pregunto cómo habría manejado esto papá.
Era inteligente y tenía un mundo de experiencia.
50 años: Daría cualquier cosa por que papá estuviera aquí
para poder hablar esto con él.
Lástima que no valoré lo inteligente que era.
Podría haber aprendido mucho de él.








Padres y Maestros

En el presente artículo queremos hacer una reflexión sobre aquellos aspectos que marcan la relación entre padres y maestros - familia y escuela - en la difícil tarea que a ambos les concierne: la educación de los hijos.
Un rápido análisis nos permite afirmar que, hace unos pocos años, las familias contaban con elementos de solidez propios muy superiores a los actuales: tenían unas con, Ficciones más profundas, mayor estabilidad, menor estrés, más miembros y mayores oportunidades de interacción entre ellos, etc. En la actualidad, las familias, a pesar de sus mejores niveles de formación y educación, están más afectadas por influencias sociales negativas propias de la sociedad occidental y son más débiles en su estructura, encontrándose inmersas, en muchos casos, en problemas reales que afectan a su estabilidad. Carencia de ideales claros de vida, dificultades de convivencia o ruptura del matrimonio, etc. Esas familias necesitan más que nunca ayuda en su acción educativa profunda, y deben encontrar colaboración en el ámbito escolar, dentro de un marco de confianza.
La peculiar relación existente entre escuela y familia, exige de ellas una exquisita coordinación. Del mismo modo, la necesidad de personalización para una verdadera formación, y la reciprocidad de la relación establecida, solicitan crecientes grados de participación y comunicación entre ambas instituciones.
Una relación de confianzaPadres y Maestros
Son los padres quienes gozan de esa relación de intimidad única que exclusivamente se da en el seno de una familia y que permite todo tipo de interrelaciones personales: de afecto, ayuda, orientación, soporte, etc., que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Suele decirse que en una familia todos educan y son educados.
Son, asimismo, los padres quienes están en mejores condiciones, a causa de su cariño desinteresado, de conseguir el crecimiento en autonomía de sus hijos y, por tanto, la madurez: un crecimiento en libertad y responsabilidad que solamente es posible, de manera armónica, cuando la familia soporta las decisiones personales, con su mezcla de aciertos y errores.
Características de larelación Familia-Escuela
El principio de subsidiariedad es el que marca esta relación. Es la familia quien tiene el derecho-deber de la educación.

Son los padres quienes tienen la posibilidad de decidir acerca de las cuestiones esenciales: más, a medida que los hijos son menores.
Son los padres quienes eligen el centro educativo, sobre todo en las etapas de Educación Primaria y Secundaria. Ayudan a los hijos también a elegir los amigos al situarles en determinados contextos sociales, don, de se entablan las relaciones de amistad.
Son los padres quienes, como consecuencia de su estilo de vida, relaciones, conversaciones, juicios, etc., van creando una cultura familiar que es clave en todo el proceso de maduración de la persona, de tal manera que muchos de los referentes en la toma de decisiones de las personas adultas se basan en actitudes y valores adquiridos en los primeros años de vida.
Son los padres quienes gozan de esa relación de intimidad única que exclusivamente se da en el seno de una familia y que permite todo tipo de interrelaciones personales: de afecto, ayuda, orientación, soporte, etc., que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Suele decirse que en una familia todos educan y son educados.
Son, asimismo, los padres quienes están en mejores condiciones, a causa de su cariño desinteresado, de conseguir el crecimiento en autonomía de sus hijos y, por tanto, la madurez: un crecimiento en libertad y responsabilidad que solamente es posible, de manera armónica, cuando la familia soporta las decisiones personales, con su mezcla de aciertos y errores
Y es al elegir la escuela cuando la hacen partícipe de sus deseos, ideales, valores y objetivos educativos, aunque con frecuencia no los tengan ellos mismos suficientemente definidos o explicitados.
Establecen los padres con la escuela una particular relación de confianza, mediante la cual delegan autoridad, funciones, objetivos familiares, etc., en la institución a la que confían sus hijos.
La relación que se entabla entre familia y escuela es tan peculiar que sólo cabe situarla en el marco de la confianza- es la escuela, corno parte de la familia, una prolongación suya, adquiriendo así su pleno sentido.
Esa relación de confianza es la que determina, matiza y da forma al binomio familia - escuela, que debe estar marcado por una actitud de responsabilidad compartida y complementaria en la tarea de educar a los hijos. Ello implica una verdadera relación de comunicación donde padres y maestros establezcan una vía abierta de información, de orientación, sobre la educación de los hijos, constructiva y exenta de tensiones por el papel que cada uno de ellos desempeña.
En este sentido, la familia debe tener una actitud activa y participativa, más allá de las aportaciones puntuales de información sobre los hijos, en la medida que lo requieran los maestros: esto es, trabajar conjuntamente en la orientación de la persona en orden a un proyecto común de educación.
Si no se produce ese acuerdo previo sobre cómo y para qué queremos educar a nuestros hijos, la disfuncionalidad en la relación padres-maestros y en el mismo proceso educativo, estará asegurada. Una escuela no puede limitar su actividad a los campos que sean de su exclusivo interés, sin atender a las necesidades de la familia. Esa peculiar relación de confianza-servicio es característica de la escuela, particularmente en los niveles de Primaria y Secundaria.

Las mentiras de los niños

Por Bernabé Tierno y Antonio Escaja
El aprendizaje social de la mentira se insinúa en el ánimo del niño merced a la incoherencia existente entre los valores que normalmente le inculcan los adultos y esas manifestaciones con las que contradicen con la práctica lo que teóricamente proclaman. Así ocurre cuando el padre no se recata de jactarse ante el niño del último «negocio» con que acaba de engañar a los clientes, porque «no se puede perder dinero»...
De este modo se institucionaliza la inautenticidad y se justifica la hipocresía que tantas veces se oculta bajo el eufemismo de muchas expresiones adultas, como cuando llaman «hacer el amor» a lo que es puro egoísmo, «interrupción del embarazo» a lo que es un aborto intencionado, obrar «por motivos personales» a los que son motivos inconfesables... De este modo aprende el niño a llamar blanco a lo negro y negro a lo blanco, a mentir.
Si queremos prevenir al niño contra la mentira, tendremos que crear en torno a él un clima de autenticidad y veracidad, en el cual lo más importante sea la conducta honesta, coherente y libre de hipocresías; un clima en el que se sienta plenamente aceptado, libre de opresiones autoritarias que le obligan a defenderse y refugiarse en la doblez y el engaño.
Orientaciones pedagógicas
La tendencia del niño a la franqueza o a la doblez depende en gran medida de la actitud con que los adultos reaccionan frente a la mentira.
Señalamos a padres y educadores alguna pautas de conducta educativa:
1. Crear un clima que favorezca la verdad. Atacar de frente la mentira sin lograr antes esta condición es una empresa llamada al fracaso.
2. Analizar las causas de las mentiras. Dada la polivalencia y variedad de las mentiras infantiles, no se las puede juzgar con criterios simplistas. Habrá que comprender antes los motivos que impulsaron al niño a mentir, el sentido que para él tienen dichas «mentiras».
Se deben buscar siempre las causas, sin olvidar que las que parecen evidentes para el adulto no suelen serlo tanto desde el punto de vista del niño.
Más que la conducta mentirosa hay que tener en cuenta la condición psicológica que traduce. Su situación emotiva predispone al niño a distintas formas de mentira: la mentira de repliegue del niño tímido, que se siente desamparado ante las exigencias del contacto social; la mentira agresiva del niño colérico, que, ciego de ira, no encuentra la respuesta adecuada al momento; la mentira del pusilánime, que trata de huir del peligro; la mentira «justiciera» o revanchista, que busca el desquite o la compensación de una inferioridad real o ficticia...
Para comprender la importancia que la reacción emotiva tiene en el origen de la mentira, es preciso recordar que la mentira es el arma que el niño emplea ante una situación inesperada, de la cual duda que puede salir airoso con los medios normales que posee.
3. Liberarse de actitudes neuróticas. Muchas veces reaccionamos con ansiedad ante la simple posibilidad de la mentira: «¿Habrá dicho o no la verdad?» Y cuando la mentira es descubierta, entonces se le acosa al niño, se multiplican las preguntas y los interrogatorios... y, haciendo gala de una gran desconfianza, ya no se le cree, aunque diga la verdad.
Otras veces la ansiedad desemboca en explosiones exageradas de cólera, reproches sin fin, amenazas y vigilancia desmesurada. El niño es el primer sorprendido por la magnitud del efecto producido, y así descubre el enorme poder de su mentira, que intentará ejercer de nuevo.
El educador debe desembarazarse de estas actitudes, que bien pueden ser calificadas de neuróticas.
4. Reprobar la mentira. La mentira es demasiado importante para tomarla a la ligera. Algunos adultos la acogen con indiferencia o aparentan no darse cuenta y tal actitud evita el choque frontal con el niño; pero no hay que olvidar que éste construye su juicio moral en conformidad con los juicios de los adultos. Una cosa es buena o mala según lo que oigan decir a éstos, así que es menester, pues, hacerle comprender que la mentira forma parte de las acciones reprobables.
5. No reírle las mentiras. No se puede admitir la mentira como «gracia o broma», reírse con ella o alabar abiertamente la ocurrencia, ingenio o astucia de la que el niño da muestras.
Con esta actitud se estimula la mentira y se tuerce el juicio moral. Sucede también que los padres que así obran, en otras ocasiones no dejan de censurar o castigar la mentira, por lo que, con tal incoherencia, comprometen gravemente su acción educativa.
6. Evitar la complicidad. Hay adultos que estimulan la mentira del niño utilizándola para sus fines particulares. Incitan al niño a mentir con ellos o a mentir en su lugar; para lograr la colaboración del niño le chantajean afectivamente con promesas o amenazas. Por tanto, es un comportamiento nocivo que compromete de forma importante la formación moral.
7. Evitar la represión brutal. Una educación severa, que pretende corregir los más mínimos defectos, enderezar los más pequeños errores, que multiplica las advertencias y las prohibiciones, malogra la autoridad. Pedagógicamente es más efectivo limitar las normas y las exigencias a un número reducido, lo que permite mantenerlas con firmeza y asegurar su aceptación y cumplimiento.
8. Responsabilidad. Curar la mentira es más difícil que prevenirla. Cuando un niño se ha acostumbrado a mentir es porque han fallado las condiciones ambientales necesarias que previenen la mentira.
El niño acepta su mentira como un fallo, y el sentimiento de culpa que la acompaña puede superarse mediante la confesión de la propia culpa. Pero en vano esperaremos que el niño reconozca su conducta dolosa, si no le ofrecemos confianza y comprensión, o si cargamos las tintas con escenas espectaculares o dramáticas.
Conclusión
La mentira pone de manifiesto un fallo de la personalidad, una pendiente hacia el aislamiento y la desconfianza. Por tanto, luchar contra ella no es más que un alarde de buena voluntad, pero que está condenado al fracaso. Es necesario educar para la franqueza, la donación y la confianza mutuas, que es lo único que garantiza el equilibrio y la felicidad.
Tomado de "Saber Educar"

El arte de estimular y premiar

Creer que existen en realidad las buenas disposiciones es crearlas y aumentarlas.
La idea del juicio o de la opinión que de ellos se tiene desempeña en el niño un papel importante en la elaboración de esa urdimbre psicológica en la que bordan cada día sus actos pensamientos y un poco de su vida.
Quien se persuade de que es incapaz de una cosa, pronto se hace efectivamente incapaz.
No es malo que el niño tenga confianza en sí. Vale más, en definitiva que lo tenga en exceso que con escasez. El "yo soy más" es mejor estimulante que el "yo no sirvo para nada" o "yo no conseguiré nada".
El niño es esencialmente sugestionable. Si se le dice sin cesar que es torpe, egoísta, embustero, etc., se le hunde , se le hace decaer de tal manera que no podrá salir de allí.
Mucho más sana es la sugestión, inversa, que consiste en repetir con obstinación un niño atacado de tal o cual defecto que tiene en verdad algunas manifestaciones del mismo, pero que está en camino de curarse.
Nada desanima tanto como la indiferencia: "Después de todo, no has hecho más que tu deber". "Puesto que nada te digo, es que está bien". El niño necesita algo más. ¡Es tan feliz cuando ve que le miman y aprueban aquellos quienes estima y ama!
La confianza facilita la acción; la desconfianza suscita el deseo de hacer mal.
No hay que temer en demostrar a los niños nuestra confianza en sus posibilidades. A veces será este el mejor medio para que aparezcan algunas cualidades, todavía adormecidas. Recordemos la observación de Goethe, aplicable a los niños y a los hombres: "Si consideramos a los hombres como son, los haremos ser más malos; si los tratamos como si fueran lo que deberían ser, los conduciremos a donde deben ser conducidos."
Tanto en la alabanza como en la reprensión, en el premio como en el castigo, es necesario tener mesura, lógica y justicia. Mesura, porque el exceso termina por desconcertar y hasta hace dudar del juicio de quien ejerce la autoridad. Lógica, porque ¿qué significa felicitar hoy una acción que mereció ayer una crítica?. Justicia, porque un premio no merecido pierde su interés y su fuerza.
Se debe estimular al niño, más por el esfuerzo que ha empleado que por el resultado obtenido. Es necesario conseguir que la aprobación de sus padres tenga para él más importancia que una golosina.
Hay casos en que está permitido utilizar el amor propio; por ejemplo: "Intenta hacer tal esfuerzo; es difícil, pero creo que tú si podrás conseguirlo."
Debemos evitar hacer elogios que conduzcan al niño a creerse mejor que los demás. Lo mejor es demostrarle los progresos que ha hecho sobre sí mismo, dándole a entender que puede hacer más todavía.
Uno de los medios de estimular al niño es trabajar con él en la realización de tal o cual proyecto, sobre todo si este proyecto necesita para salir bien que se guarde un secreto, como, por ejemplo, la preparación de una fiesta de la madre.
Toma el niño gustoso el esfuerzo cuando le vale nuestra aprobación. Hay impulsos que son más bien tímidos deseos, impulsos que no saldrían de ese estado si no fueran auxiliados por las personas de alrededor. Un aplauso oportuno da valor y confianza a quienes dudan. Una de las cosas que más animan a un niño es decirle cuando ha expresado algo bueno: "Si, tienes razón", y recordárselo hábilmente si hay ocasión: "como tu acabas de decir" o "como decías antes". Reconocerle a un niño sus progresos es animarlo a hacer otros nuevos.
Si el niño sufre un fracaso no se le debe tratar con rigor, puesto que ha hecho por su parte un esfuerzo laudable.
Debe evitarse el alabar sin reserva al niño. El alabarle un poco es a veces necesario. Démosle testimonio de nuestra estima: "He creído siempre que eras capaz de eso y de mucho más." Animémosle; pero no le tratemos como si fuera una perfección confirmada en gracia. El niño a quién se le dice sin tino y sin medida todo lo bueno que de él se piensa. corre el peligro de engreírse y llegar a ser un pavo real fatuo y orgulloso.
Puede traducirse el estímulo a un niño en una recompensa material: golosina, juguete, dinero. Pero no abusemos: es una solución fácil. Uno de los peligros de este método es el de mercantilizar y materializar los esfuerzos de orden moral que deben encontrar su sanción fundamentalmente en la aprobación de las personas que le rodean y en la satisfacción de la propia conciencia. Hay, además, otro peligro: a medida que el niño crezca serán necesarias recompensas cada vez mayores. ¿no hemos visto padres que han prometido imprudentemente una bicicleta o un abrigo de pieles con peligro de comprometer el presupuesto familiar?
Sucede, a veces, que los resultados no están a la altura de la buena voluntad y de los sinceros esfuerzos del niño. Evitemos el agobiarlo, y aun para que no se quede bajo la impresión deprimente del fracaso, intentemos poner de relieve la buena cualidad desplegada.
Anita, de cuatro años, y Bernardo, de cinco años y medio, regresan de paseo. Las zapatillas de la hermanita han quedado en la habitación del primer piso. Bernardo se ofrece galante para ir a buscarlas. Corre por la escalera y baja triunfalmente llevando un par de zapatillas que no eran las de Anita. En lugar de regañar a Bernardo y decirle: "¡Qué bruto eres: podrías fijarte; siempre lo haces igual!", es preferible decirle: "has sido muy amable queriendo traer las zapatillas de tu hermanita. El par que has traído se parecen; es muy fácil confundirlas. Vas a ser del todo bueno..." El niño comprenderá enseguida y volverá a subir con alegría, con lo cual se duplicará el valor de su gesto fraternal.
"Los niños tienen más necesidad de estímulo que de castigo" (Fenelón).

La mejor escuela para padres: la familia


Los padres deben enseñar y los hijos aprender, esto que se proclama como una verdad absoluta, suele ser muy poco cierta en la realidad ya que es, al menos, una visión muy parcializada de ella.
Con frecuencia hemos abordado desde nuestras páginas -¿o debería decir desde nuestros bytes?- diversos temas sobre nuestras obligaciones como padres, de la educación de nuestros hijos, lo que debemos enseñarles, etc. Recuerdo que e una oportunidad publicamos un par de notas sobre los derechos de los padres, o lo que los padres tienen derecho a exigir de sus hijos, pero muy poco hemos hablado de lo que nosotros aprendemos o deberíamos aprender de nuestros hijos.
A poco de ponernos a reflexionar profunda y sinceramente sobre este tema, caeremos en la cuenta de que, a diferencia de lo que se cree habitualmente, nuestros niños nos enseñan más a nosotros que nosotros a ellos. Esto no deja de llamar mi atención ya que nosotros, los padres, casi siempre preocupados y ocupados de nuestros hijos, tenemos la intensión explícita de educar a nuestros hijos y, al menos en apariencia, nuestros hijos contribuyen a la educación de sus padres sin proponérselo de manera alguna. Es que ellos son naturalmente educadores de sus padres, no están tan influidos por los criterios artificiales que se nos suelen imponer a los padres por los medios de comunicación, los planes oficiales de educación, la opinión de profesionales de la educación con sus nuevas teorías pedagógicas, y todos estos medios de información que nos transmiten, a los padres mas que a los hijos, una idea de educación familiar viciada de artificialidad.
Como no quisiera ser uno mas de estos que se dedican a difundir una educación artificial, de plástico, muy ligth, y demasiado soft, espero que sepan disculpar que lo que digo a continuación sea desde una óptica muy particular y personal, aunque en lugar de personal debería decir familiar, ya que lo que escribo a continuación no le ha sucedido solo a mi persona sino a nuestra familia.
Lo que nuestros hijos nos han enseñado
Mi esposa Viviana y yo nos casamos hace poco menos de 10 años, pretendiendo que habíamos conformado una familia, pero esta no comenzó a concretarse hasta que, un año después, nació Juan Manuel que contra todo lo previsto no pudo nacer por parto normal ya que tenía 4 circulares de cordón. Desde ese momento Juan Manuel nos enseñó a aceptar que no siempre las cosas salen como uno lo planea o desea. Nosotros habíamos planeado estar juntos en el momento del parto, pero los médicos no quisieron que yo estuviese presente ya que se trataba de una cesárea.
A los dos años de este feliz nacimiento, Dios nos dio a Mercedes que hoy tiene seis años y gracias a un buen médico pudo nacer por parto normal, en contra de todas las opiniones que indicaban que si el primero había nacido por cesárea todos los demás también debían nacer de la misma manera. Entonces nuestra niña nos enseñó a que debemos creer y esperar aun cuando todo parece indicar que las cosas no van a salir como las deseamos, nos enseñó que debemos tener una visión optimista de la vida.
Se imaginarán los lectores que, si mi memoria nos ayudase, podríamos sacar una enseñanza de cada uno de los actos de nuestros cuatro hijos, pero como no quiero agobiarlos con asuntos personales voy a hacer un resumen.
En los peores momentos, cuando uno de ellos se pescó una enfermedad que puso en riesgo su vida, hemos contado con su sonrisa que se ha convertido en un apoyo para soportar las dificultades. Cuando falleció el abuelito, ellos no lloraban porque tenían una seguridad envidiable sobre la felicidad que tendría su abuelo al estar gozando de una vida mejor que esta. Nos enseñaron entonces que el dolor es parte natural de la vida y que debe ser asumido para engrandecernos.
Por el hecho de ser cuatro niños Viviana y yo hemos debido compartir muchas tareas, tanto en el trabajo externo que nos provee el sustento, como en el trabajo dentro de la casa que nos organiza la vida familiar. Los chicos también, en la medida de sus posibilidades, colaboran con él trabajo familiar: los más grandes, antes de comer, lavan las manos de Facundo que todavía no ha cumplido dos años; son ellos los que le enseñan a José Ignacio, de cuatro años, a higienizar sus dientes antes de dormir y a tender la cama al levantarse. Nuestros hijos han mejorado notablemente nuestra capacidad de trabajar en equipo.
Cuando llegamos a casa, cansados por tanta labor y agotados por la lucha cotidiana, sus voces y sus sonrisas nos enseñan que hay que saber dejar los problemas del trabajo fuera de la casa, y cuando no se puede hay que compartirlos para hacerlos más soportables.
También ellos tienen sus aspectos negativos, sus picardías, sus malos comportamientos, que exigen de nosotros el máximo de nuestra paciencia para aguantar sus asuntos, la responsabilidad con los otros cuando rompen la ventana del vecino con una pelota, y la perseverancia necesaria para lograr fraguar en ellos los buenos hábitos. Por lo tanto ellos nos entrenan en virtudes tales como la paciencia, la responsabilidad y la perseverancia.
Ellos no soportan las injusticias, aunque si entienden que no todos tienen los mismos derechos (ya que no tienen las mismas necesidades y obligaciones), de manera que los más grandes saben que deben bañarse por si mismos mientras que el más pequeño requiere de nuestra atención para tales menesteres, y saben además que ninguno de ellos por pequeño que sea tiene la exclusividad sobre los aquellos bombones que mamá había guardado para compartirlos en otro momento. Ellos nos exigen justicia, y la distinguen del igualitarismo raso. También nos enseñan de estas cosas que muchos hombres de gobierno parecen desconocer.
Podríamos escribir muchas páginas mas sobre este asunto, pero creemos que el asunto está comprendido y esta nota estaba destinada a ser mas corta de lo que es. Solo queda para el final decir que ellos nos piden que seamos un ejemplo para su realización,
"los niños no escuchan lo que les decimos, pero si nos ven".


Tina Charles-I Love To Love

Carta de un hijo a todos los padres del mundo

No me den todo lo que les pido a veces sólo pido para ver hasta cuánto podré tomar No me griten, los respeto menos cuando me gritan y me enseñan a gritar a mí también, y yo no quisiera gritar.
No me den siempre órdenes y más órdenes, si a veces me pidieran las cosas yo lo haría más rápido y con más gusto. Cumplan sus promesas, buenas o malas. Si me prometen un premio, quiero recibirlo y también si es un castigo.
No me comparen con nadie, (especialmente con mi hermano) si me presentan como mejor que los demás alguien va a sufrir y peor, seré yo quien sufra.
No cambien de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídanse y mantengan esa decisión. Déjenme valerme por mí mismo. Si hacen todo por mí nunca podré aprender. Corríjanme con ternura.
No digan mentiras delante mío, ni me pidan que las diga por ustedes, aunque sea para sacarlos de un apuro. Está mal. Me hace sentir mal y pierdo la fe en lo que ustedes dicen. Cuando hago algo malo no me exijan que les diga el "porqué lo hice" a veces ni yo mismo lo sé. Si alguna vez se equivocan en algo, admítalo, así se robustece la opinión que tengo de ustedes y me enseñaran a admitir mis propias equivocaciones. Trátenme con la misma amabilidad y cordialidad con que veo que tratan a sus amigos, es que por ser familia no significa que no podamos ser también amigos.
No me pidan que haga una cosa y ustedes no la hacen, yo aprenderé a hacer todo lo que ustedes hacen aunque no me lo digan pero difícilmente haré lo que dicen y no hacen.
Cuando les cuente un problema mío, aunque les parezca muy pequeño, no me digan "no tenemos tiempo ahora para esas pavadas" traten de comprenderme, necesito que me ayuden, necesito de ustedes.
Para mí es muy necesario que me quieran y me lo digan, casi lo que más me gusta es escucharlos decir: "te queremos"
Abrázame, necesito sentirlos muy cerca mío. Que ustedes no se olviden que yo soy, ni más ni menos que un hijo.

La madre que trabaja

1. La mujer plena: Las películas y la publicidad en la TV nos muestran a la mujer realizada o plena: trabaja en forma eficiente fuera de casa, en el hogar atiende a su marido y cuida a sus hijos. En "sus ratos libres" practica algún deporte para mantenerse delgada y va a la peluquería pues tiene una cena a la noche.
Generalmente la realidad no es tan así. En el trabajo debe luchar en forma desigual en un mundo masculinizado. Al salir del trabajo hay que hacer las compras del super: el dulce que falta en el desayuno, el regalito para el cumpleaños del amiguito del nene, la crema de afeitar para el marido... Al llegar a la casa muchas veces hay que corregir lo que hizo la empleada. -Los exámenes de los chicos que ya llegan otra vez!, y como el padre le dijo que atienda un poco más esa parte, hay que revisar los deberes y tomarles la lección.
También preparar los uniformes para mañana, con ese barro que no sale, ponerlos en el secarropas, pues con la lluvia no se secan. "¿Qué hay para cenar?", preguntan mientras miran la tele. Claro que al final llega la hora de acostarse y descansar... si es que no viene el chico con: "Mamá, para mañana tengo que llevar un cuaderno de 50 hojas... forrado".
Después de todo eso surgen los dolores en el cuello y la espalda, algunos tics nerviosos, dificultades para conciliar el sueño. Claro que siempre está la voz sabia del que aconseja: "Lo que pasa es que te preocupas demasiado por las cosas, trata de relajarte".
2. Un costo muy alto: Sin temor a equivocarnos podemos decir que el "precio" de salir a trabajar es elevado. La mujer sigue con la responsabilidad de atender la casa y la familia.
A nadie se le ocurre hoy plantearse el hecho de si es conveniente o no que la mujer trabaje.
Algunas lo hacen por necesidad, otras por desarrollar sus intereses personales o profesionales.
Pero mientras van adquiriendo nuevos roles, éstos se suman a los anteriores.
Para ser una madre es primordial entregar amor al niño en una actitud tranquila y satisfecha. Si al quedarse en casa lo hace con resentimientos y frustración, que atribuye concretamente a los "sacrificios" que debe hacer por el hijo, la compañía que entrega, estar hecha sin alegría y no ser fuente de seguridad afectiva.
3. Ventajas y desventajas: Entre las ventajas está la ampliación del mundo cultural por los mayores contactos que tiene, el aumento de la seguridad e independencia económicas.
Desventajas: destacan la ausencia prolongada de la casa y sobrecarga del trabajo doméstico. El riesgo mayor es que el cansancio y las tensiones la pongan de mal humor, se irrite fácilmente, y esté poco dispuesta a compartir su tiempo libre con sus hijos.
Si esto sucede ser conveniente plantearse, quizás no el trabajo, pero si la forma de asumirlo, y estudiar la posibilidad de que el trabajo de la casa sea compartido.
4. ¿Qué necesitan los niños?: Los niños necesitan una madre atenta y preocupada de sus intereses para sentirse felices y valorados. El corto tiempo que se dispone para los hijos debe ser compensado por la "calidad" de él. Pero es bueno no hacerse trampas: un mínimo de tiempo con ellos es esencial.
Quizás es bueno realizar en forma entretenida algunas cosas juntos, como las compras, pegar botones. En este compartir, los niños pueden aprender a hacer las cosas en forma autónoma.
Si el perfeccionismo no es una virtud, sino un defecto, en las madres que trabajan fuera de casa es especialmente aconsejable "erradicar" la obsesión por un orden o limpieza perfectos. Si no se logra, tal vez toda su energía se agote en el orden, y pierda la capacidad de recibir, sentir y expresar ternura.
Es posible que las mujeres que culpan al trabajo por ser incapaces de expresar amor y por no poder dedicarse a los niños, aunque estuvieran en casa, de nada les serviría.
Una mamá que quiere a sus hijos encontrará tiempo y forma para entregarles ternura y afecto.

Diez razones para tener otro hijo

El experto en demografía y Presidente del Population Research Institute, Steve Mosher, publicó un artículo en el que da a los creyentes diez razones para tener otro hijo.
A partir de citas bíblicas, su experiencia personal y hechos fácticos, Mosher propone a los creyentes la posibilidad de tener más hijos que el promedio actual.
La primera razón, sostiene, es que "tener otro hijo, permite unirse a Dios en la creación de un alma inmortal". "Los padres tienen la oportunidad increíble de asistir a Dios en la creación de un alma inmortal y como lo dijera el Cardenal Mindszenty, ni los ángeles recibieron tal gracia", explica Mosher.
La segunda razón es que "un nuevo hijo trae alegría a la vida". "No hay gozo similar al de recibir a un hijo. Uno se maravilla ante la perfección de ese pequeño ser y de la facilidad con la que uno lo ama. Uno queda encantado con cada pequeño aspecto de su apariencia. El color del cabello, la forma de la nariz, su sonrisa".
Como tercera razón, indica que "un nuevo hijo permite crecer en santidad y virtud". "Para los que están casados y tienen familias, los niños son los medios primarios que Dios usa para ayudarlos a crecer en santidad y virtud. Los niños enseñan a sus padres la paciencia, perseverancia, la caridad y la humildad. Dan la oportunidad de practicar la misericordia corporal y espiritual. LLegan al mundo desnudos y los vestimos, hambrientos y los alimentamos, sedientos y les damos de beber".
La cuarta razón es que "tener un hijo ayuda a terminar el aborto". "Los niños son cada vez menos, debido a la contracepción, la esterilización y el aborto, por eso segmentos completos de la sociedad se vuelven menos familiares al sentido del gozo y la epseranza que sólo los bebés y los niños pueden brindar. En este clima, la anticoncepción y el aborto se alimenta a sí mismo, aumentando el egoísmo".
La quinta razón de Mosher es que tener otro hijo da un hermano a los hijos que ya tiene la pareja, y así pueden aprender a compartir. "Los demás hijos aprenden a poner las necesidades de los demás por encima de las propias. La unión entre los hermanos es para toda la vida y más fuerte que la establecida entre los mejores amigos".
La sexta razón es que los hijos permiten que cuando uno llega a la ancianidad no esté solo. "La gente que tiene hijos no tiene que buscar a extraños para que cuiden de ella cuando es anciana. Los hijos también se convierten en padres de los nietos y los nietos traen gozo, alegría y risas", sostiene Mosher.
Mosher señala como séptima razon que "los hijos son el recurso más grande". "Los humanos son bendecidos con los regalos del intelecto y la libertad. La ingenuidad humana descbre soluciones creativas a los problemas que enfrentamos. Las personas sin hijos deben recordar que el hijo de otros es el médico que les salva la vida, el bombero que ayuda, o el ingeniero del tren".
La octava razón es que "un hijo ayuda a la economía". "La familias con hijos inyectan la economía, comprando casas y autos y pagando por su educación. Sin jóvenes que ingresen a la fuerza laboral, el sistema de seguridad social falla. Sin niños que asistan al colegio, los maestros no tienen empleo. Muchas industrias, desde restaurantes hasta tiendas de juguetes, descansan en negocios de y para niños. Ultimadamente, toda la economía lo hace".
La novena razón es que tener un hijo más ayuda a enfrentar la despoblación global. "Los que han viajado de costa a costa en Estados Unidos y han visto los vastos espacios vacíos, saben que América no está superpoblada. De hecho, toda la población del mundo puede vivir en Texas, en casas adecuadas a cada familia con patios traseros".
"Nuestro problema a largo plazo no es que tendremos muchos niños, sino pocos. Tener un hijo ayuda a contrarrestar la implosión poblacional adveniente", sostiene Mosher.Finalmente, indica como décima razón que "tener un hijo ayuda a poblar el cielo". "El niño que se tiene con generosidad, se acepta de Dios y regresará a Él, después de una vida de amor, servicio y obediencia en la tierra para pasar la eternidad con Dios en el cielo".

Diez mandamientos para ser buenos padres

1. Demuéstrale lo mucho que le quieres.
Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo demuestran cada día?, ¿les dicen que ellos son lo más importante que tienen, lo mejor que les ha pasado en la vida? No es suficiente con atender cada una de sus necesidades: acudir a consolarle siempre que llore, preocuparse por su sueño, por su alimentación; los cariños y los mimos también son imprescindibles. Está demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran cariñosos con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos. Hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no está supeditado a las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo. No se van a malcriar porque reciban muchos mimos. Eso no implica que dejen de respetarse las normas de convivencia.
2. Mantén un buen clima familiar.Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza. Aunque sean pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o violento. Es mejor evitar discusiones en su presencia, pero cuando sean inevitables, hay que explicarles, en la medida que puedan comprenderlo, qué es lo que sucede. Si nos callamos, podrían pensar que ellos tienen la culpa.Si presencian frecuentes disputas entre sus padres, pueden asumir que la violencia es una fórmula válida para resolver las discrepancias.
3. Educa en la confianza y el diálogo.Para que se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros. Y, por supuesto, ¡nada de amenazas! Tampoco debemos prometerles nada que luego no podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros se vería seriamente dañada. Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no podemos ir con ellos al cine, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazarlo, pero nunca anular esa promesa.
4. Debes predicar con el ejemplo.Existen muchos modos de decirles a nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin duda, ninguno tan eficaz como poner en práctica aquello que se predica. Es un proceso a largo plazo, porque los niños necesitan tiempo para comprender y asimilar cada actuación nuestra, pero dará excelentes resultados. No olvidemos que ellos nos observan constantemente y "toman nota". No está de más que, de vez en cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de encarar los problemas.Los niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los positivos como los negativos, por eso, delante de ellos, hay que poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice.
5. Comparte con ellos el máximo de tiempo.Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus juegos... es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades. Cuanto más pequeño sea el crío, más fácil resulta establecer con él unas relaciones de amistad y confianza que sienten las bases de un futuro entendimiento óptimo. Por eso, tenemos que reservarles un huequecito diario, exclusivamente dedicado a ellos; sin duda, será tan gratificante para nuestros hijos como para nosotros.A ellos les da seguridad saber que siempre pueden contar con nosotros. Si a diario queda poco tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de semana.
6. Acepta a tu hijo tal y como es.Cada crío posee una personalidad propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una cierta sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos. Pero el niño debe ser aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus aptitudes.No hay que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.
7. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea.Un niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la perfección los hábitos que le enseñan sus padres. No es preciso mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad. Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas -ese jarrón de porcelana que podría romper y hacerse daño con él, por ejemplo-, irá aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean.Muchos niños tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ninguno. A menudo son los propios padres quienes, como respuesta a las carencias que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de la abundancia. Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos juguetes con los que sean capaces de jugar y mantener cierto interés.Guardar algunos juguetes para más adelante puede ser una buena medida para que no se vea desbordado y aprenda a valorarlos.
8. Los castigos no le sirven para nada.Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos". Aunque estas pequeñas penalizaciones estén adecuadas a su edad, si se convierten en técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos. Podemos ofrecerles una conducta aceptable con otras alternativas.
9. Prohíbele menos, elógiale más.Para un crío es tremendamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos y que además se sienten orgullosos de él. No hay que escatimar piropos cuando el caso lo requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino. Reconocer y alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar.Siempre mencionamos sus pequeñas trastadas de cada día. ¿Por qué no hacemos lo contrario? Si, con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado, obtendremos mejores resultados.
10. No pierdas nunca la paciencia.Difícil, pero no imposible, Por más que parezcan estar desafiándote con sus gestos, sus palabras o sus negativas, nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que podemos hacerles es muy grande. Decirles: "No te aguanto"; "Qué tonto eres"; "Por qué no habrás salido como tu hermano" merman terriblemente su autoestima. Al igual que sucede con los adultos, los niños están muy interesados en conocer su nivel de competencia personal, y una descalificación que provenga de los mayores echa por tierra su autoconfianza. Contar hasta diez, salir de la habitación..., cualquier técnica es válida antes de reaccionar con agresividad ante una de sus trastadas.En caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.

De repente soraya‏

5/3/08

Por 365 días en los que sembremos amor

...y logremos cosechar lo mismo...

Oración de fin y principio de año

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Amén

Sembremos amor

Seguramente que te parecerá que todo este asunto del amor es una cosa muy linda, rosadita... pero completamente inútil cuando hablamos de enfrentar a personas que experimentan odio... Pero recuerda que detrás de cada sentimiento hay energías que los sostienen y podemos cambiar sus frecuencias en la medida en que nosotros alineamos nuestros pensamientos, palabras y acciones con ellas. Recordemos parte de una oración de San Francisco de Asís: “ Señor haz de mi un instrumento de tu Paz, que donde haya odio, siembre amor”...

EVITA RESPONDER AL ODIO. Cuando una persona trate de agredirte con odio, no te dejes enganchar emocionalmente por ella... Evita contestarle en el momento, recordando que no vale la pena dejarnos llevar por una emoción negativa para darle respuesta, de esta manera evitaremos que la situación se empeore. El odio engendra mas odio...

PROYECTA LAS CONSECUENCIAS. Cada vez que vayas a tomar una acción impulsada por el odio o un deseo de venganza... proyecta hacia delante las consecuencias que tendrán tus acciones o los efectos que producirán en tu vida o en la de los demás, tus decisiones. Pregúntate si estarás dispuesto a asumir el costo que tendrán y si conseguirás con ellas una solución real para el conflicto que enfrentas.

CONÉCTATE AL AMOR. Evita conectarte al odio que sientes otras personas albergando en tu mente solo pensamientos de amor, paz y comprensión. Cuando actúas de estas manera, ayudas a que el odio presente en otros se disuelva a causa de que no tienen con quien pelear y desquitarse, para mantenerlo vivo. Recuerda que detrás del odio la mayoría de las veces, solo hay un dolor profundo.

NO LE ECHES LEÑA AL FUEGO. Si te encuentras atrapado por una situación llena de odios y sentimientos negativos, evita hacer comentarios a otros acerca de la situación. Mientras menos recuerdes y comentes acerca de lo sucedido, mas fácilmente saldrá del ambiente esa energía venenosa y su residuos sobre la actitud y el comportamiento de la gente. Quítale fuerza!!!

LIDERIZA Y VUÉLVETE UN INSTRUMENTO DE PAZ. Invita a tus familiares, amigos y vecinos a sentarse juntos alrededor de una vela encendida en representación de la paz y la armonía. Anímalos para que cada uno exprese en voz alta un deseo de paz para su familia, para su país y para el mundo... al final tómense de las manos y canten una canción que todos se sepan para unir sus intenciones positivas. Un buen abrazo y una sonrisa!!!

Juntos podemos ser una fuerza positiva que rescate la paz y la armonía para el mundo.

ride like the wind

TRUCOS PARA FACILITAR LA COMUNICACIÓN EN LA FAMILIA

Si es importante el diálogo en las relaciones interpersonales, lo es aún más la comunicación en la familia. La comunicación está guiada por los sentimientos y por la información que transmitimos y comprendemos. La comunicación nos sirve para establecer contacto con las personas, para dar o recibir información, para expresar o comprender lo que pensamos, para transmitir nuestros sentimientos, comungar algun pensamiento, idea, experiencia, o información con el otro, y nos unirmos o vincularnos por el afecto. Cuando existe la comunicación en una familia, seguramente se pode afirmar que existe un compañerismo, una complicidad, y un ambiente de unión y afecto en la casa. Habrá sobretodo un respeto mutuo y unos valores más asentados. Sin embargo, crear este clima de comunicación en la família, no es así una tarea tan facil. Hay que ayudar a los hijos con prácticas, es decir, que los padres introduzcan mecanismos que faciliten la comunicación.

Aquí les dejo algunos pequeños trucos:


- Al dar una información, busca que siempre sea de una forma positiva.
- Obedecer a la regla de que "todo lo que se dice, se cumple".
- Empatizar o ponernos en el lugar del otro.
- Dar mensajes consistentes y no contradictorias.
- Escuchar con atención e interés.
- Crear un clima emocional que facilite la comunicación.
- Pedir el parecer y la opinión a los demás.
- Expresar y compartir sentimientos.
- Ser claros a la hora de pedir algo.

Por supuesto que no existe una regla básica para mejorar la comunicación en una família. Cada família es un mundo distinto, un lenguaje único. Lo que sí deberían existir, como forma para mejorar la comunicación, es la voluntad, el interés, y la disponibilidad, por parte de los padres, a que este espacio sea creado y vivido intensamente, en la medida de lo posible. Si lo que quieren es una familia unida, la mejor vía, el más acertado camino, es por la comunicación.

Aquí les dejo algunos consejos que les podrá ayudar en esta tarea.

1. Observar el tipo de comunicación que llevamos a cabo con nuestro hijo. Dediquemos unos días de observación libre de juicios y culpabilidades. Funciona muy bien conectar una grabadora en momentos habituales de conflicto o de sobrecarga familiar. Es un ejercicio sano pero, a veces, de conclusiones difíciles de aceptar cuando la dura realidad de actuación supera todas las previsiones ideales.

2. Escuchar activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de nuestros hijos. Valorar hasta qué punto merecen prioridad frente a la tarea que estemos realizando; en cualquier caso, nuestra respuesta ha de ser lo suficientemente correcta para no menospreciar su necesidad de comunicación.

3. Si no podemos prestar la atención necesaria en ese momento, razonar con él un aplazamiento del acto comunicativo para más tarde. Podemos decir simplemente: "dame 10 minutos y enseguida estoy contigo". Recordemos después agradecer su paciencia y su capacidad de espera.


4. Evita el empleo del mismo tipo de respuestas de forma sistemática para que nuestro hijo no piense que siempre somos autoritarios, que le hagamos sentir culpable, que le quitamos importancia a las cosas o le damos sermones.

5. Dejar las culpabilidades a un lado. Si hasta hoy no hemos sido un modelo de comunicadores, pensemos que podemos mejorar y adaptarnos a una nueva forma de comunicación que revertirá en un bien de nuestra familia suavizando o incluso extinguiendo muchos de los conflictos habituales con los hijos.

6. Cuando decidamos cambiar o mejorar hacia una comunicación más abierta, es aconsejable establecer un tiempo de prueba, como una semana o un fin de semana, terminado el cual podamos valorar si funciona o no y si debemos modificar algo más. Los padres tenemos los hábitos de conducta muy arraigados y cambiarlos requiere esfuerzo, dedicación y, sobre todo, paciencia (¡con nosotros mismos!).

Carta de amor del Padre




Mi hijo. Puede que tu no me conozcas, pero Yo conozco todo sobre ti. Salmos 139:1Yo se cuando te sientas y cuanto te levantas.... Salmos 139:2Todos tus caminos me son conocidos.... 139:3Aún todos los pelos de tu cabeza están contados.... Mateo 10:29-31Porque tu has sido hecho a mi imagen.. ...Génesis 1:27En mi tu vives, te mueves, eres ... Hechos. 17:28Porque tu eres mi descendencia.... Hechos 17:28Te conocí aún antes de que fueras concebido.... Jeremías 1:4-5Yo te escogí cuando planee la creación.... Efesios 1:11-12Tu no fuiste un error, porque todos tus días están escritos en mi libro. Salmos 139: 15-16Yo he determinado el tiempo exacto de tu nacimiento y donde vivirías ... Hechos 17:26Tu has sido creado de forma maravillosa... Salmos 139:14Yo te forme en el vientre de tu madre... Salmos 139:Yo te saqué del vientre de tu madre el día que naciste...Salmos 71:6Yo he sido mal representado por aquellos que no me conocen.... Juan 8:Yo no estoy enojado y distante, Soy la manifestación perfecta del amor....Y es mi deseo gasta mi amor en ti simplemente, porque tu eres mi hijo y yo tu padre....Te ofrezco mucho mas de lo que tu padre terrenal te pudiera ofrecerPorque Yo Soy el Padre PerfectoCada dádiva que tu recibes viene de mis manos....Porque Yo Soy tu proveedor quien suple tus necesidades... Mateo 6:31El plan que tengo para tu futro está lleno de esperanzasPorque yo te amo con amor eternoMis pensamientos sobre ti son incontablesMe regocijo por tiYo no pararé de hacerte bienPorque tu eres mi tesoro más precioso.. Éxodo 19:5Yo deseo afirmarte dándote todo mi corazóny Yo quiero mostrarte cosas Si me buscas con todo tu corazón, me encontrarás

Mariah Carey - Without You



Amar
Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le comentó que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse

El sabio lo escuchó, lo miro a los ojos y tan solo le dijo una palabra “AMELA”.
Luego se calló.

Pero es que ya no siento nada por ella, replicó el esposo.

“AMELA”, repuso el sabio.
Y ante el desconcierto del señor, después de un breve silencio, agregó lo siguiente:

Amar es una decisión, no es un sentimiento.
Amar es dedicación y entrega.
Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.

El amor es un ejercicio de jardinería :
Arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide.

Este preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, pero no por eso abandone su jardín.

Ame a su pareja, es decir : acéptela, valórela, respétela, dele afecto y ternura, admírela y compréndala.

Eso es todo,
ámela y recuerde :

La inteligencia sin amor .... te hace perverso.
La Justicia sin amor .... te hace implacable.
La diplomacia sin amor .... te hace hipócrita.
El éxito sin amor .... te hace arrogante.
La riqueza sin amor .... te hace ávaro.
La docilidad sin amor .... te hace servil.
La pobreza sin amor .... te hace orgulloso.
La belleza sin amor ... te hace ridículo.
La verdad sin amor .... te hace hiriente.

La autoridad sin amor .... te hace tirano.
El trabajo sin amor .... te hace esclavo.
La sencillez sin amor .... te envilece.
La ley sin amor .... te esclaviza.
La fe sin amor .... te hace fanático.
La oración sin amor .... da pocos resultados.
Y
La vida sin amor .... no tiene sentido.

10 SECRETOS PARA TRATAR DE VIVIR MEJOR

1. LA ACTITUD:
La Felicidad es una elección que puedo hacer en cualquier momento y en cualquier lugar.
Mis pensamientos son los que me hacen sentir feliz o desgraciado, no mis circunstancias.
Sé capaz de cambiarte a ti mismo, y el mundo cambiará contigo...
Recuerda que lo único que puedes controlar en el mundo son tus pensamientos...
Aunque cuando uno está verdaderamente enamorado
"hay razones del corazón que la razón desconoce y se niega a aceptar".

2. EL CUERPO:
Mis sentimientos son influenciados por mi postura. “Nada como una sonrisa…”
Una postura adecuada genera una disposición feliz.
Es importante también que hagas ejercicio, éste nos libera del estrés y genera la secreción de endorfinas, que hacen que nos sintamos bien.
Mira siempre hacia arriba y sólo podrás reír, pues no conozco a nadie
que haya podido llorar en esa postura.

3. EL MOMENTO:
La felicidad no está en los años, meses, en las semanas, ni siquiera en los días.
Sólo se la puede encontrar en cada momento. "Hoy es el mañana del ayer…”
Además la vida siempre tiene derecho a sorprendernos, así que aprende a vivir
el presente sin ninguno de los traumas del pasado ni las expectativas del futuro.
Recuerda que la Felicidad no es una meta, sino un trayecto.
Disfruta de cada momento como si en él se combinaran
tu pasado, tu presente y tu futuro.

4. NUESTRA PROPIA IMAGEN:
Debo aprender a amarme a mí mismo como soy. Creer en ti mismo da resultados.
Sólo al querernos podemos abrir el corazón a que nos quieran.
Cuanto más te conozcas, en mayor medida podrás darte a los demás.
Dag Hammarshöld decía: "El camino más difícil es el camino al interior"...
y, al menos una vez en la vida, debemos recorrerlo.

5. LAS METAS:
Sabes cual es la diferencia entre un sueño y una meta?
Una meta es un sueño con una fecha concreta para convertirse en realidad.
Un sueño es solo un sueño, algo que está fuera de la realidad... así que atrévete a soñar, pero atrévete también a esforzarte por lograr que esos sueños se hagan realidad !!!
"Apunta hacia la Luna, pues aunque te equivoques, irás a parar a las estrellas..."
Y cuando te pongas una meta difícil o creas que tienes un sueño imposible,
recuerda que el éxito es sólo la recompensa, pues lo que vale es el esfuerzo.

6. EL HUMOR:
La sonrisa es muy importante para mejorar la autoestima.
Cuando sonreímos, aunque no sintamos nada, nuestro cerebro lo entiende como una señal de que todo va bien y manda un mensaje al sistema nervioso central para que libere una sustancia llamada beta-endorfina, que da a la mente una respuesta positiva.
Dicen que una sonrisa cuesta menos que la electricidad, pero que da más luz.. Además, con cada sonrisa que le das a alguien o a ti mismo siembras una semilla de esperanza.

7. LAS RELACIONES:
La sinergia es unir fuerzas y caminar juntos para conseguir cosas...
Siempre que dos o más personas se unen en un espíritu de colaboración y respeto, la sinergia, basada en la comunicación y empatía se manifiestan naturalmente.
Trata de entender a las personas que te rodean, quiere a tus amigos como son sin intentar cambiarlos, porque cuando te sientas mal, sin importar como sean, el verdadero amigo estará allí para apoyarte y brindarte todo su amor.
Así que cultiva tus amistades, pues ellas nos son gratis!
La amistad, al igual que la mayoría de los sentimientos, debe fluir de manera natural, debe alimentarse a través de detalles. Por ello la verdadera amistad no puede basarse en condiciones, intereses ni requisitos.

8. EL PERDON:
Mientras mantengas odios y resentimientos en tu corazón, será imposible ser feliz.
Lo maravilloso del perdón no es que libera al otro de su eventual culpa,
sino que te libera a ti de un sufrimiento para el alma. La vida es muy bella como para mantener sentimientos negativos en nuestro camino...

9. DAR:
Uno de los verdaderos secretos para ser feliz es aprender a dar sin esperar nada a cambio.
Las leyes de la energía y la justicia te devolverán con creces lo que des.
Si das odio, recibirás odio tarde o temprano, pero si das amor, recibirás multiplicado ese amor. Quien ama de verdad da todo de sí por hacer feliz a su amado.
Sólo el que aprende a dar desinteresadamente,
está en camino de descubrir la verdadera felicidad.

10. LA FE:
La Fé crea confianza, nos da paz mental y libera al alma de sus dudas, preocupaciones, ansiedad y miedos. Ten fé, esperanza y optimismo en ti mismo y en todos los proyectos que quieras emprender!!!
Pero no te asustes cuando dudes, simplemente desea las cosas de todo corazón y lleno de fé porque “Querer es poder”.
Dicen que el hombre llega a ser sabio cuando aprende a reírse de sí mismo. Así que ríe, ríe alegremente... ¡y el mundo reirá contigo!

Si pudiéramos practicar tan sólo uno de estos secretos al día, quizás no tardaríamos mucho en acercarnos a la felicidad!!!

Arthur's Theme by Christopher Cross

Eres Anciano o Viejo

Anciano es quien tiene mucha edad; viejo el que perdió la jovialidad.
Tú eres anciano cuando te preguntas si vale la pena;
Tú eres viejo cuando sin pensar respondes que no.
Tú eres anciano cuando sueñas;
Tú eres viejo cuando apenas duermes.
Tú eres anciano cuando todavía aprendes;
Tú eres viejo cuando ya no enseñas.
Tú eres anciano cuando te ejercitas;
Tú eres viejo cuando solamente descansas.
Tú eres anciano cuando todavía sientes amor;
Tú eres viejo cuando solamente sientes celos.
Tú eres anciano cuando el día de hoy es el primero del resto de tu vida;
Tú eres viejo cuando todos los días parecen ser el último de tu larga vida.
Tú eres anciano cuando tu calendario tiene "mañanas"; Tú eres viejo cuando solamente tienes "ayeres".
El anciano tiene planes;
El viejo tiene nostalgias.
El anciano lucha lo que le resta de vida;
El viejo sufre lo que le falta hasta la muerte.

El anciano se renueva cada día que termina, porque mientras el anciano tiene sus ojos puestos en el horizonte, por donde el sol despunta e ilumina la esperanza, el viejo tiene su miopía mirando hacia las sombras del pasado.

El anciano lleva una vida activa, llena de proyectos y plena de esperanzas. Para él, el tiempo pasa más rápido, y la vejez nunca llega. Para el viejo, sus horas se arrastran, destruidas de todo sentido.
Las arrugas del anciano son más bonitas, porque fueron marcadas por la sonrisa. Las arrugas del viejo son feas, porque fueron marcadas por la amargura.
En definitiva, el anciano y el viejo pueden tener la misma edad en el calendario, pero edades diferentes en el corazón. La edad causa degeneración de las células; la vejez degeneración del espíritu. Vive una larga vida como anciano, pero nunca te pongas viejo.

Índice de textos sobre Autoestima

La actitud que tomas frente a los problemas o sucesos que se te presentan cotidianamente es casi siempre la que termina determinando la dimensión e importancia de los mismos.
Recuerda que hay dos formas de ver el vaso: medio lleno y puedes alegrarte al observar la mitad llena o puedes preocuparte por la mitad vacía.
Esto no es ni más ni menos que una cuestión de dos actitudes antagónicas: la positiva y la negativa.
Sin dejar de ser realista o soñador, puedes transformarte en una persona más positiva y creativa para vivir las circunstancias de una manera menos traumática y más relajada.
Por eso, para dejar de ver todo negro y cultivar una verdadera "actitud positiva", se han propuesto 10 buenos consejos pueden ayudarte a cambiar de actitud ante la vida, ante las situaciones, ante las personas, ante ti mismo...Relájate y respira profundo:Si algo te salió mal o te sientes un poco depresivo, lo mejor que puedes hacer es distenderte y concentrarte en la respiración.
Se ha comprobado que los métodos de relajación ayudan a deshacerse de los pensamientos negativos, favorecen el control de las emociones y purifican el cuerpo.
Haz lo que piensas:Si piensas una cosa y terminas haciendo otra totalmente diferente, te sentirás inconforme contigo mismo.
Trata de evitar las conductas contradictorias, sobre todo si no quieres que te invada un profundo sentimiento de fracaso existencial.
Aprende a ver el lado positivo de las cosas:Debes aprender que en la vida no todos los momentos son buenos, hay algunos peores que otros e incluso algunos son indeseables.
La clave está en aceptar los hechos que son irremediables sin ningún tipo de frustración o enojo desmedido.
Una reacción emotiva descontrolada o negativa para afrontar un momento duro en la vida es una clara muestra de debilidad y fracaso.
Al contrario, la serenidad, el autocontrol y la visión positiva de las cosas son las mejores armas para poder enfrentar las situaciones cotidianas...Evita las comparaciones:
Para cultivar una actitud positiva nada mejor que ser uno mismo.
Tanto las comparaciones como las idealizaciones de cómo deberías ser tú y de cómo deberían ser las cosas, son muy perjudiciales para tu salud mental y tu autoestima.
La frustración y la envidia que se genera al ver en otros lo que uno quiere ser son pensamientos altamente negativos que debes aprender a controlar para evitar sentirte deprimido.
Lo mejor es aceptarte tal cual eres y tratar de cambiar aquellas cosas que te molestan de ti mismo, pero dejando de lado las comparaciones, pues cada persona es única.
Vive el presente:Si piensas continuamente en lo que debes o puedes hacer en el futuro te pierdes vivir el presente.
Además este tipo de pensamientos alimentan la ansiedad y las preocupaciones y no te permiten disfrutar de los pequeños momentos que te da la vida.
Para dejar de divagar y angustiarte por lo que todavía no sucedió, nada mejor que centrar todos tus sentidos en el aquí y ahora, sin dejar de lado los sueños y los proyectos.
Olvídate de los detalles:La obsesión por la perfección sólo puede conducirte a la desilusión.
Pues no todo es tan perfecto como siempre pretendes que sea, la vida está llena de pequeños detalles que la hacen encantadora y única.
Si deseas que todo esté de acuerdo a tu criterio te pasarás todo el tiempo tratando de acomodar esos detalles para que se vean perfectos, y probablemente tu entorno se sentirá presionado.
Busca un equilibrio y deja de lado el exceso de perfeccionismo, te sentirás mejor.Mueve el cuerpo:Pasa cuanto antes a la acción y permítele al cuerpo moverse con total libertad.
Practica un tipo de ejerció, alguna actividad física, un deporte...recrea tu mente a través de un paseo por el parque, el río, la costa, la montaña, tu ciudad...De esta forma elevas tus niveles de adrenalina y serotonina aumentando el optimismo y desechando los pensamientos negativos.
Cuida tu imagen:Verse bien es una manera de sentirse bien.
El cuidado personal te hará sentir más renovado y te ayudará a romper el círculo cerrado del pesimismo. Asimismo evita el encierro, esto te obligará a modificar tu aspecto.
Presta atención a los demás:Creerte el centro del universo sólo alimentará las obsesiones que tienen por ti mismo.
Poco a poco, comienza a centrarte en los demás y recuerda que ayudar al prójimo puede ayudarte a sentirte mejor y más positivo.
Los problemas de los otros pueden hacerte tomar conciencia de que no todo lo que te pasa es tan grave.Duerme plácidamente:Acostúmbrate a mejorar tu calidad de sueño.
Dormir bien es una excelente manera de mejorar tu estado de ánimo durante el día.
Recuerda que un mal descanso incide directamente en tu humor, te hace sentir cansado e irritable, y sobre todo no te ayuda a cambiar la actitud.

Para padres y maestros

"Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo... en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella del camino enseñado."
Madre Teresa De Calcuta

10 consejos para criar a un niño ético

La casa es la mejor escuela para enseñar la conducta moral. He aquí los primeros 5 consejos sobre ser padre
1.-Comprometerse a criar a un niño ético ¿Que tan importante es para usted criar un hijo moral? Es una pregunta decisiva, porque la investigación nos dice que los padres usualmente tienen éxito en criando a hijos éticos cuando creen firmemente en su esfuerzo y se comprometen a hacerlo. Si usted realmente quiere criar a un hijo ético, haga un compromiso personal.

2. Ser un fuerte ejemplo moral Los padres son los maestros primeros y los más poderosos, así que asegúrese que la conducta que sus hijos aprenden de usted es la que usted quiere que imiten. Trate de hacer su vida un ejemplo de los comportamientos correctos y morales para que su hijo vea y aprenda. Cada día, pregúntese: “Si mi hijo tuviera solo mi conducta para ver, ¿cuáles ejemplos se quedarían? La respuesta muchas veces es muy explicativa.
3. Saber cuáles son sus creencias y compartirlas Antes de que usted puede criar a un niño ético, tiene que tener claro qué es lo que cree. Tome tiempo para pensar en sus valores, y entonces compártalas frecuentemente con su hijo, explicándole por qué usted cree así. Su hijo estará oyendo interminables mensajes que están en contra de sus creencias, así que es esencial que él le escuche hablando sobre sus estándares morales. Los programas de televisión, las películas, los periódicos, y la literatura están llenos de asuntos morales. Use estas oportunidades para hablar de sus opiniones con su hijo.
4. Use los momentos aptos para enseñarle No se puede planear los mejores momentos para enseñarle a su hijo—pasan de modo inesperado. Note los asuntos éticos cuando surgen. Aproveche esos momentos, porque le ayudan a su hijo a desarrollar creencias morales sólidas que guiarán su conducta durante el resto de su vida.
5. Use la disciplina como una lección moral La disciplina eficaz asegura que su hija no solamente reconoce por qué su comportamiento fue equivocado pero también que ella sabrá qué hacer para corregirlo la próxima vez. Usando las preguntas apropiadas les ayuda a los niños a ampliar su capacidad de pensar en la perspectiva del otro y entender las consecuencias de su conducta. Ayúdele a su hija reflejar : “¿ Me porté bien ? ¿ Qué debo hacer la próxima vez ? Así aprende de sus errores y crece moralmente. Recuerde que la meta final de usted es quitarle la costumbre de usar su orientación para que ella actúe bien por su propia cuenta.
Comprometerse a criar a un niño ético, Ser un fuerte ejemplo moral, Saber cuáles son sus creencias y compartirlas, Usar los momentos aptos para enseñarle, y Usar la disciplina como una lección moral. Con este número continuaremos con los consejos para los padres que quieren criar a sus hijos con principios.
6. Esperar la conducta ética Los estudios lo demuestran claramente: los niños que se comportan moralmente tienen padres que esperan la conducta ética de ellos. Cuando los padres marcan un estándar para el comportamiento de su hijo, le dejan saber a ciencia cierta lo que valoran. Exponga sus estándares morales en casa y luego refuércelos consistentemente hasta que su hijo los interioriza y las reglas llegan a ser las de él también.

7. Reflejar sobre los efectos de su conducta Los investigadores nos dicen que una de las mejores prácticas para construir morales es señalar el impacto del comportamiento en la otra persona. Esto aumenta el crecimiento moral de un niño (“Ves, le hiciste llorar”) o subraya los sentimientos de la víctima (“Ahora se siente mal”). La idea es ayudar al niño a ponerse en el lugar de la víctima para que sea más sensible en cuanto a cómo su conducta afecta a los demás.
8. Reforzar la conducta ética Una de las maneras más sencillas de ayudarle a su hijo a aprender nuevos comportamientos es reforzarlos siempre y cuando usted los vea. Note a su hijo cuando se comporta de una manera ética y reconozca su buena conducta por describiendo lo que hizo bien y por qué usted lo aprecia.
9. Establecer un orden de prioridades morales hoy por hoyLos niños no aprenden de ser éticos por leer libros, sino por hacer buenos actos. Anímele a su hijo a hacer una diferencia en su mundo, y ayúdele siempre a reconocer el efecto positivo que su gesto tiene en el recipiente. La meta para los niños es que se vuelven menos dependientes en consejos de adultos y que empiecen de tener sus propios morales. Eso sólo puede pasar si los padres enfatizan una y otra vez la importancia de las virtudes, y sus hijos suelen practicar estos comportamientos morales.
10. Incorporar la regla de oro Enséñele a su hijo la regla de oro, la cual ha guiado civilizaciones durante siglos. “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti.” Recuérdele a preguntarse antes de hacer algo, “Me gustaría que alguien me trate así?” Le hará pensar en su conducta y en las consecuencias para los demás. Haga que la regla sea la guía moral de su familia.